¿Arar el suelo o siembra directa? ventajas e inconvenientes

Equipo editorial|3 Minutos de lectura

La labranza del suelo, a pesar de ser una práctica agrícola común durante muchos años, es cada vez más, objeto de debate y cuestionamiento debido a sus impactos en el medio ambiente, la sostenibilidad agrícola y otros aspectos. 

La elección entre arar el suelo o apostar por la agricultura de conservación, son enfoques diferentes para el manejo de la tierra y ambos tienen sus propias ventajas e inconvenientes. 

Le contamos los detalles de cada opción:


Labranza convencional

Este es el tipo de labranza más tradicional, en el que se utilizan arados y rastras para voltear y romper el suelo. Puede ser profunda (arado profundo) o superficial (arado de discos) según la profundidad a la que se trabaje el suelo.

Ventajas

  1. Control de malezas: reducir la competencia por nutrientes, agua y luz solar.
  2. Nivelación del suelo: facilitar la siembra y la cosecha, así como el manejo de maquinaria agrícola.
  3. Mezcla de nutrientes: La labranza puede mezclar los residuos de cultivos anteriores en el suelo.

Inconvenientes:

  1. Erosión y degradación de la estructura del suelo, compactándolo y reduciendo la capacidad del suelo para retener agua.
  2. Mayor consumo de combustible, lo que puede aumentar los costos y tener un impacto ambiental negativo. 
  3. Liberación de carbono almacenado en el suelo, aumenta las emisiones de dióxido de carbono.


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Labranza cero o siembra directa

Este método apuesta por la conservación del suelo, evitando por completo la labranza, lo que ayuda a conservar la estructura del mismo y a reducir la erosión.

Ventajas:

  1. Mayor porosidad y una mejor capacidad de retención de agua y nutrientes.
  2. Menor huella de carbono: reduce las emisiones de gases al eliminar el uso de maquinaria de laboreo.
  3. Mayor biodiversidad del suelo: preserva la vida microbiana y la fauna funcionando como un ecosistema biológicamente activo.

Inconvenientes:

  1. Para controlar las malezas es necesario usar herbicidas.
  2. Al no remover los residuos vegetales del suelo, puede haber un mayor riesgo de enfermedades y plagas.
  3. Necesidad de rotación de cultivos efectiva: para evitar los problemas mencionados de enfermedades y plagas.


Aunque el método de labranza cero es sin duda la elección más sostenible, no es un método fácilmente aplicable a todas las situaciones, por eso, la elección dependerá siempre del agricultor y sus necesidades/objetivos.

Algunos agricultores optan por una combinación de ambas prácticas, utilizando la labranza en ciertas circunstancias y la agricultura de conservación en otras, como parte de un enfoque de manejo sostenible de la tierra. La clave es equilibrar la producción de cultivos con la conservación del suelo y los recursos naturales.


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